Manuel - A320
Well-Known Member
Quiero platicarles sobre un viaje que hice el pasado mes de junio a Nueva York. El principal objetivo era volar en el B717 que como sabemos, ya está próximo a ser retirado. Y también en el B757, que aunque todavía parece tener vida por delante, resulta interesante como avión clásico.
Con datos de http://www.airfleets.net/ en octubre de 2023, estos son los únicos operadores del B717:
76 Delta Air Lines - Retiro en 2025
19 Hawaiian Airlines - Sin fecha de retiro
13 QantasLink - Retiro en 2023
Y estas son las principales aerolíneas que vuelan el B757 (series 200 y/o 300):
119 Delta Air Lines - Sin fecha de retiro
60 United - Sin fecha de retiro
15 Icelandair - Retiro en 2026
9 Condor - Retiro en 2028
8 Jet2.com - Sin fecha de retiro
8 Azur Air - Sin fecha de retiro
93 Fedex (Carga) - Sin fecha de retiro
71 UPS (Carga) - Sin fecha de retiro
La opción más factible era viajar a Atlanta, y de ahí tomar algún vuelo operado en B717. Este avión se usa principalmente en vuelos regionales hacia ciudades pequeñas sin atractivo turístico. Pero afortunadamente también hay un vuelo hacia Nueva York, a donde sí valía la pena hacer el gasto. Y además el regreso podía hacerlo en B757.
Empieza la aventura: Vuelo DAL1804 GDL-ATL en B737-900 (N802DN)
Como preámbulo, en la sala de espera nos da la bienvenida este imponente B747-8 de Cathay Pacific Cargo:
Hora y media más tarde inició el abordaje del vuelo:
El vuelo salió a tiempo (13:18) y la duración fue de 03:06 (llegada a las 18:24 hora local). Nada fuera de lo ordinario, si acaso mencionar que el avión contaba con internet inalámbrico gratuito. Aquí unas fotos del interior del avión:
Sólo para comparar, esta es la cabina de pilotos del B737-9Max; vean cómo las enormes pantallas han reemplazado prácticamente todos los instrumentos y pantallas más pequeñas de las cabinas de cristal anteriores:
El trámite de migración en Atlanta fue muy rápido y el personal muy amable. Lo más tardado fue llegar a las aduanas, porque había que caminar bastante desde las salas “E”, que es el edificio al que llegó el avión, al edificio que alberga las aduanas, adjunto a las salas “F”.
La etapa más importante: Vuelo DAL2202 ATL-EWR en B717-200 (N990AT)
El vuelo estaba programado para salir a las 22:49 de las salas “C”, a donde se llega por un tren subterráneo que conecta todas las salas y pasa cada 2 minutos. Ya pasaban de las 19:30 y tenía 3 horas libres, tiempo de sobra para fotografiar aviones y cenar. En las puertas C1 y C2 había una excelente vista hacia las pistas 08/26. Aquí pude tomar muchas fotos, entre ellas la de este B777:
Y por supuesto, de varios B717 como este (aún no llegaba mi avión):
Todavía faltaba como una hora para la salida y podía seguir tomando fotos, pero preferí acercarme con calma a la puerta de abordaje de mi B717. Y qué bueno que lo hice porque me encontré con la sorpresa de que la habían cambiado a las salas “D”. Aunque se llega rápidamente en el tren subterráneo, era mejor apurarse.
El edificio “D” estaba en remodelación, y todas las ventanas estaban cubiertas con paneles de yeso, así que no había forma de ver los aviones. Pero no importaba: yo ya había tenido suficiente en la otra sala.
Y llegó el momento tan esperado, el vuelo del B717. Qué delicia fue escuchar esos motores BR715, aunque no fueran los JT8D de sus ancestros.
Estos aviones no tienen entretenimiento a bordo y al menos en el mío el internet no funcionaba. Pero eso no me importó: yo sólo quería volar en este hermoso clásico. Aquí unas fotos del interior:
El vuelo despegó un poco tarde (23:24) y duró 01:42, para aterrizar al filo de la 1 AM del día siguiente. Fue una travesía cansada, pero valió la pena.
Concorde Experience
Pocas semanas antes de iniciar este viaje me enteré de que había un lugar en Nueva York exhibiendo un ejemplar del Concorde: El Intrepid Museum. Se llama así porque fue fundado con la compra de un portaaviones de la II Guerra Mundial: El Intrepid.
En el portaaviones se encuentran varios ejemplares de aviones militares y el transbordador espacial “Enterprise”. El Concorde no está a bordo, sino en el muelle, y es el G-BOAD.
La experiencia consiste en abordar el avión, sentarse como pasajero y escuchar una breve explicación sobre la aeronave; después se permite el ingreso a la cabina de pilotos. Todo esto se hace en grupos pequeños y se tiene que reservar con antelación la hora a la que se desea ingresar.
Una reflexión interesante que nos compartió la guía fue que, en su momento, un viaje sencillo en el Concorde costaba más de 5,000 dólares. Irónicamente, nosotros pagamos sólo $9 (más el acceso al museo que costó $36, y podría decirse que equivale a la “TUA”)
Así se ve el exterior del Concorde. Un poco sucio y despintado, pero desde el 1 de julio fue cerrado y estará en mantenimiento hasta la primavera de 2024:
El interior del Concorde es bastante sobrio y angosto. Se siente como estar en un E190. Sólo que las ventanillas son mucho más pequeñas para reducir los efectos de una eventual despresurización. La luz exterior y el diseño hacen que en las fotos se vean normales.
La cabina de pilotos me recordó las palabras de un piloto del Concorde retirado: “Estos sí son instrumentos de vuelo de verdad, no como la basura de las cabinas de cristal”
Otro avión clásico: Vuelo DAL625 JFK-MEX en B757-200 (N689DL)
Llegó el momento de regresar a casa. El vuelo debía salir a las 09:30 pero debido a una reparación mecánica de última hora y al tráfico de aviones, el despegue ocurrió hasta las 10:27. Entre tanto, hubo oportunidad para tomar algunas fotografías. Aquí tenemos un B767 entre un E170 y un B737:
Y este es mi B757:
El vuelo transcurrió igualmente sin novedad. El servicio fue idéntico al del vuelo de ida: internet gratis, pantallas de entretenimiento y botanas. En la parte inferior de esta foto se puede ver lo que repartieron: dulce de chocolate y macadamia, galletas “biscoff”, almendras, y chips (yo traía por mi cuenta el pan y la barrita de la parte superior)
Así es el interior del B757:
El vuelo duró 04:30 y aterrizó a las 12:57 en el AICM. Como anécdota: ya estábamos de pie los pasajeros sacando el equipaje de mano de los compartimentos, cuando nos avisaron que debíamos volver a guardar todo y sentarnos con el cinturón abrochado, ya que el avión había quedado mal estacionado. Sólo fueron unos pocos centímetros, supongo que no había quedado bien colocado respecto a la puerta del pasillo telescópico.
...continúa abajo:
Con datos de http://www.airfleets.net/ en octubre de 2023, estos son los únicos operadores del B717:
76 Delta Air Lines - Retiro en 2025
19 Hawaiian Airlines - Sin fecha de retiro
13 QantasLink - Retiro en 2023
Y estas son las principales aerolíneas que vuelan el B757 (series 200 y/o 300):
119 Delta Air Lines - Sin fecha de retiro
60 United - Sin fecha de retiro
15 Icelandair - Retiro en 2026
9 Condor - Retiro en 2028
8 Jet2.com - Sin fecha de retiro
8 Azur Air - Sin fecha de retiro
93 Fedex (Carga) - Sin fecha de retiro
71 UPS (Carga) - Sin fecha de retiro
La opción más factible era viajar a Atlanta, y de ahí tomar algún vuelo operado en B717. Este avión se usa principalmente en vuelos regionales hacia ciudades pequeñas sin atractivo turístico. Pero afortunadamente también hay un vuelo hacia Nueva York, a donde sí valía la pena hacer el gasto. Y además el regreso podía hacerlo en B757.
Empieza la aventura: Vuelo DAL1804 GDL-ATL en B737-900 (N802DN)
Como preámbulo, en la sala de espera nos da la bienvenida este imponente B747-8 de Cathay Pacific Cargo:

Hora y media más tarde inició el abordaje del vuelo:

El vuelo salió a tiempo (13:18) y la duración fue de 03:06 (llegada a las 18:24 hora local). Nada fuera de lo ordinario, si acaso mencionar que el avión contaba con internet inalámbrico gratuito. Aquí unas fotos del interior del avión:


Sólo para comparar, esta es la cabina de pilotos del B737-9Max; vean cómo las enormes pantallas han reemplazado prácticamente todos los instrumentos y pantallas más pequeñas de las cabinas de cristal anteriores:

El trámite de migración en Atlanta fue muy rápido y el personal muy amable. Lo más tardado fue llegar a las aduanas, porque había que caminar bastante desde las salas “E”, que es el edificio al que llegó el avión, al edificio que alberga las aduanas, adjunto a las salas “F”.
La etapa más importante: Vuelo DAL2202 ATL-EWR en B717-200 (N990AT)
El vuelo estaba programado para salir a las 22:49 de las salas “C”, a donde se llega por un tren subterráneo que conecta todas las salas y pasa cada 2 minutos. Ya pasaban de las 19:30 y tenía 3 horas libres, tiempo de sobra para fotografiar aviones y cenar. En las puertas C1 y C2 había una excelente vista hacia las pistas 08/26. Aquí pude tomar muchas fotos, entre ellas la de este B777:

Y por supuesto, de varios B717 como este (aún no llegaba mi avión):

Todavía faltaba como una hora para la salida y podía seguir tomando fotos, pero preferí acercarme con calma a la puerta de abordaje de mi B717. Y qué bueno que lo hice porque me encontré con la sorpresa de que la habían cambiado a las salas “D”. Aunque se llega rápidamente en el tren subterráneo, era mejor apurarse.
El edificio “D” estaba en remodelación, y todas las ventanas estaban cubiertas con paneles de yeso, así que no había forma de ver los aviones. Pero no importaba: yo ya había tenido suficiente en la otra sala.
Y llegó el momento tan esperado, el vuelo del B717. Qué delicia fue escuchar esos motores BR715, aunque no fueran los JT8D de sus ancestros.
Estos aviones no tienen entretenimiento a bordo y al menos en el mío el internet no funcionaba. Pero eso no me importó: yo sólo quería volar en este hermoso clásico. Aquí unas fotos del interior:


El vuelo despegó un poco tarde (23:24) y duró 01:42, para aterrizar al filo de la 1 AM del día siguiente. Fue una travesía cansada, pero valió la pena.
Concorde Experience
Pocas semanas antes de iniciar este viaje me enteré de que había un lugar en Nueva York exhibiendo un ejemplar del Concorde: El Intrepid Museum. Se llama así porque fue fundado con la compra de un portaaviones de la II Guerra Mundial: El Intrepid.
En el portaaviones se encuentran varios ejemplares de aviones militares y el transbordador espacial “Enterprise”. El Concorde no está a bordo, sino en el muelle, y es el G-BOAD.
La experiencia consiste en abordar el avión, sentarse como pasajero y escuchar una breve explicación sobre la aeronave; después se permite el ingreso a la cabina de pilotos. Todo esto se hace en grupos pequeños y se tiene que reservar con antelación la hora a la que se desea ingresar.
Una reflexión interesante que nos compartió la guía fue que, en su momento, un viaje sencillo en el Concorde costaba más de 5,000 dólares. Irónicamente, nosotros pagamos sólo $9 (más el acceso al museo que costó $36, y podría decirse que equivale a la “TUA”)
Así se ve el exterior del Concorde. Un poco sucio y despintado, pero desde el 1 de julio fue cerrado y estará en mantenimiento hasta la primavera de 2024:

El interior del Concorde es bastante sobrio y angosto. Se siente como estar en un E190. Sólo que las ventanillas son mucho más pequeñas para reducir los efectos de una eventual despresurización. La luz exterior y el diseño hacen que en las fotos se vean normales.

La cabina de pilotos me recordó las palabras de un piloto del Concorde retirado: “Estos sí son instrumentos de vuelo de verdad, no como la basura de las cabinas de cristal”


Otro avión clásico: Vuelo DAL625 JFK-MEX en B757-200 (N689DL)
Llegó el momento de regresar a casa. El vuelo debía salir a las 09:30 pero debido a una reparación mecánica de última hora y al tráfico de aviones, el despegue ocurrió hasta las 10:27. Entre tanto, hubo oportunidad para tomar algunas fotografías. Aquí tenemos un B767 entre un E170 y un B737:

Y este es mi B757:

El vuelo transcurrió igualmente sin novedad. El servicio fue idéntico al del vuelo de ida: internet gratis, pantallas de entretenimiento y botanas. En la parte inferior de esta foto se puede ver lo que repartieron: dulce de chocolate y macadamia, galletas “biscoff”, almendras, y chips (yo traía por mi cuenta el pan y la barrita de la parte superior)

Así es el interior del B757:


El vuelo duró 04:30 y aterrizó a las 12:57 en el AICM. Como anécdota: ya estábamos de pie los pasajeros sacando el equipaje de mano de los compartimentos, cuando nos avisaron que debíamos volver a guardar todo y sentarnos con el cinturón abrochado, ya que el avión había quedado mal estacionado. Sólo fueron unos pocos centímetros, supongo que no había quedado bien colocado respecto a la puerta del pasillo telescópico.
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