Resucita Líneas Aéreas Azteca; los abusos del panismo
Por Georgina Howard
México, Distrito Federal (Newsmexico).- A pesar de las maniobras jurídicas y los obstáculos políticos que ha tenido que sortear desde hace ocho años para no ser aniquilada, Líneas Aéreas Azteca podría retomar el vuelo.
Víctima de los abusos de poder en las dos anteriores administraciones que quisieron borrarla del mapa para dejar el mercado libre a otras aerolíneas, la Unión Sindical de LAA recuperó lo que era suyo.
Logró que le entregaran los slots, rutas y frecuencias, el título de concesión y los mostradores que le fueron arrebatados a Leonardo Sánchez Ávalos, dueño de la empresa, en 2007.
Pero no sólo eso, busca ya inversionistas interesados en revivir esta línea aérea que no sólo regresaría su empleo a mil familias sino que se convertiría en una competencia eficaz para Aeroméxico.
La historia no contada
Corría el año 2004 cuando comenzaron las presiones por parte de muchos empresarios de la aviación.
Aeroméxico no lograba despuntar y Mexicana ya había sido adquirida por Gastón Azcárraga.
Pedro Aspe abre Volaris y Miguel Aléman Interjet.
Pero de manera colateral los priístas apoyaron en ese entonces a Interjet y otros, encabezados por Gil Díaz, a Volaris.
Para posicionarse en el nicho aeronáutico y ganar mercado necesitaban que desaparecieran las líneas chicas como Taesa, Allegro, Aerocalifornia y Líneas Aéras Azteca.
Después de la muerte de Taesa, a finales de los 90, la siguiente línea que seguía en la lista era Aerocalifornia que manejaba la ruta Guadalajara-Culiacán-Tijuana.
El dueño de esa empresa, Raúl Antonio Aréchiga Espinoza tenía bajo la manga dos grandes activos: las concesiones de Aerocalifornia y del canal 28 de televisión.
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes le anticipó que le quitaría la aerolínea, y en ese momento se entrevistó con Marta Sahagún.
Ella, en pleno gobierno foxista, se comprometió a conseguirle compradores para los slots y el canal de televisión.
La concesión televisiva, hoy Cadena Tres, pasó a manos de Olegario Vázquez Raña, mientras que los slots se entregaron a Interjet.
En principio la operación sonaba muy sencilla, sólo que en México nunca se habían vendido los slots -horarios de salidas y llegadas-.
De acuerdo a los slots, lo que realmente vale de una línea aérea, cambia la política comercial y la estrategia que lleva a cabo una empresa aeronáutica.
Aunque en el mundo el trading de slots es una práctica común entre las compañías del sector aéreo, en México no existía.
Sobre todo porque acababa de concluir un proceso de privatización aeroportuaria que distribuyó al país en varias regiones:
Asur, Grupo Aeropotuario del Pacífico, Grupo Centro Norte y se quedó un residual que es el AICM.
Los slots se consideraban, en ese momento, bienes públicos e inembargables.
No obstante, Marta Sahagún impulsó un cambio al artículo 93 de la Ley de Aviación Civil para que estos horarios de llegada y salida fueran materia de cesión de derechos.
Es decir, se convertían en una operación jurídico-mercantil donde una parte recibe una contraprestación.
Sahagún modificó la legislación para poder vender los slots de Aerocalifornia, pero al hacerlo cambió todo el entorno de lo que pasaba en México.
A partir de ese momento los slots dejaron de ser un bien público y pasaron a ser un bien mercantil.
En pocas palabras, los particulares podían ahora disponer de ellos porque ya eran considerados objetos de comercio.
Crónica de un despojo
En 2006 llega a la subsecretaría de Transporte de la SCT, Manuel Rodríguez Arregui, gente muy cercana y colaborador de Roberto Hernández, quien acababa de adquirir Aeroméxico.
En diciembre de ese año y con la consigna de quitar a las líneas pequeñas, el subsecretario mandó llamar al dueño de Líneas Aéreas Azteca, Leonardo Sánchez Ávalos.
Como se denunció en los medios de comunicación en ese entonces, González Arregui le pidió a Sánchez Ávalos que le entregara la aerolínea.
Pero éste se negó pues su empresa estaba en pleno crecimiento.
Incluso, un mes antes la propia Secretaría de Comunicaciones y Transportes le había hecho una inspección, y todo salió bien.
Pero al año siguiente, en 2007, González Arregui le manda una suspensión a Aerocalifornia.
Así que dejó de volar, incumplió con todos sus pasajes y a los cuatro meses comenzó a registrar problemas financieros.
Se le acusó de no pagar 250 millones de pesos a Seneam –Servicios a la navegación en el espacio aéreo mexicano, de la SCT-.
El adeudo era del 2005, incluso de otra administración, y tuvieron que pasar cuatro años para que la SCT se diera cuenta del pasivo.
No tardó mucho en que el subsecretario Rodríguez Arrégui le revocara la concesión a Leonardo Sánchez, no sin antes ofrecerle 50 millones de dólares por la aerolínea.
Como lo denunció el propio Sánchez Ávalos, la SCT lo obligó a firmar un contrato de compra-venta por la empresa.
Pero el comprador era, ni más ni menos que Pablo González, caballerango de Rodríguez Arregui, junto con Marcelo Manfredi y Julio Berthely.
Una vez firmados los papeles, estos tres personajes llegaron a la empresa y la abrieron con soplete.
Se llevaron el dinero que había en efectivo, saquearon todas las cosas, mandaron las refacciones a Arizona para que se vendieran.
Así, en un dos por tres, desaparecieron la empresa.
Aunque Sánchez Ávalos quiso demandar el contrato que le obligaron a firmar, ya no se pudo hacer nada legal porque el hecho estaba consumado.
En ese momento los trabajadores de la Unión Sindical de Líneas Aéreas Azteca demandaron la huelga porque cerró la empresa y se dejó sin trabajo a mil familias.
Se declaró la huelga como válida con todo y los salarios caídos, y los trabajadores ganaron el juicio.
De inmediato se procedió al embargo y se solicito a la Junta de Conciliación y Arbitraje los slots, el título de concesión, los mostradores, las rutas y frecuencias.
Pero la Junta respondió que esos bienes no se podían embargar porque eran propiedad de la Nación.
La defensa de los trabajadores puso en evidencia las modificaciones hechas, por órdenes de Marta Sahagún, a la Ley de Aviación Civil.
Con los cambios se demostró que los slots, desde ese momento, eran materia de cesión de derechos y por lo tanto bienes mercantiles.
Tuvieron que pasar tres años en juicios, amparos y demostración de hechos, hasta que la Corte resolvió que los slots sí eran embargables “porque son bienes de comercio”.
En 2010 la Junta tuvo que declarar procedente el embargo, aunque el Registro Aeronáuico Mexicano no lo quiso inscribir.
Los trabajadores llevaron un juicio contra el RAM, lo ganaron y se vio obligado a inscribir el embargo.
Durante 2011 y 2012, al final del gobierno calderonista, la SCT siguió insistiendo en que los slots eran bienes de la nación.
El procedimiento se tuvo que detener hasta agosto de 2012 porque se desahogaron todos los procedimientos que se oponían.
Y el 3 de septiembre de ese año se procede al remante.
Conforme a la ley, los trabajadores tenían preferencia y ya acumulaban como activo 80 millones de pesos en salarios caídos.
Con ese dinero compraron todo lo embargable, los slots que hoy tienen Interjet y Volaris, y las rutas distribuidas entre varias empresas.
Pero la decisión no gustó a los empresarios del sector y comenzaron a llover nuevos amparos.
Llegó la nueva administración y el 20 de noviembre del 2013 se decidió adjudicar todo a favor de la Unión Sindical de Trabajadores de LAA, a través de Transportadora TNA que es la empresa mercantil.
En febrero de este año la Junta de Conciliación y Arbitraje requirió a la SCT para que entregara el título de concesión y al AICM para los slots, a favor de los trabajadores.
Sin embargo, la dependencia a cargo de Gerardo Ruiz Esparza hizo una mala jugada.
Desempolvó un juicio viejo de nulidad de una revocación de la concesión y lo reactivó de la noche a la mañana, en cuatro días.
De inmediato el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa declaró válida la revocación de la concesión.
Pero como lo hicieron tan rápido, se brincaron todas las trancas.
La ley establece que en un juicio se debe cerrar la instrucción y 60 días después emitir la resolución.
Pero la SCT sacó la resolución el 17 de febero y cerró la instrucción un mes después.
Además, no se puede cerrar la instrucción sin notificar a todos los interesados y a la Unión Sindical no la notificaron.
Los trabajadores se ampararon contra la resolución orquestada por la SCT.
Ello significa que la revocación de la concesión que revivió esta dependencia para no entregar los bienes embargables de Aerocalifornia a los trabajadores, todavía no es eficaz.
A pesar de que la AICM asegura que los slots son inembargables, como lo ha venido repitiendo en los últimos siete años, lo cierto es que ya perdió todos los juicios.
Y como no se ha revocado todavía la concesión porque está en litigio, los trabajadores solicitado que se cumpla y ejecute la ley.
Es decir, que se les adjudiquen todos los bienes embargados.
Pero lo cierto es que no se puede operar una línea aérea en contra de las autoridades.
Por esa razón, los trabajadores buscan ya a un grupo de inversionistas interesado en revivir Líneas Aéreas Azteca y regresar el bienestar económico a mil familias
FUENTE:
http://www.newsmexico.com.mx/mynews/22my14resucita.html