De Herodes a Pilatos, El Hijo del Santo, Germán Dehesa y Franz Kafka
La llegada a la Ciudad de México es lo de costumbre, aterrizas,
luego un largo taxeo hasta la Terminal 2.
Antes de que el avión se detenga, haciendo caso omiso de las
instrucciones de las azafatas, todo el mundo se suelta el cinturón,
se ponen de pie en un intento de agarrar sus pertenencias,
se prenden celulares y se hace un pandemónium...
Finalmente te bajas del avión y te encuentras de nueva
cuenta en territorio de los federales!
Recojo mi maleta, abandono el área de seguridad y me dirijo al segundo piso,
ya que tengo toda la intención de ir a la tienda del Hijo del Santo!
Una vez ahí compro dos camisetas (una para una de mis hijas y otra para mi hijo),
“Todo lo naco es bien chido”...
Me voy a hospedar en el Hotel Camino Real del Aeropuerto por lo que tomo
el aerotrén y en mas o menos 10 minutos ya estoy en la Terminal 1.
Cruzo uno de los puentes, llego al hotel, me registro sin problema
y dejo mis maletas en la habitación.
Quiero ir a dar un vistazo a la T1 para ubicar dónde tendré que documentar
mi equipaje el día de mañana...
Regreso por el puente del Camino Real a la T1, e inicio mi marcha
por todo el segundo piso.
Existe una oficina de correos, me pregunto si tendrá mucho uso ?
Abajo se ven las oficinas abandonadas de Aviacsa, mas adelante
unas oficinas con luces de colores muy chillantes de Interjet.
Luego pasas por la zona de comida y para mi sorpresa mas allá
otra tienda del Hijo del Santo...
Me encuentro unas oficinas de Mexicana abiertas y les pregunto si saben
de mi vuelo de Avianca que sale temprano a Bogotá.
Me indican que no saben nada del vuelo a Bogotá!
Son como las 10 de la noche, y en la zona de Mexicana un gentío
esperando para documentar en los vuelos del día siguiente.
Bien dice Germán Dehesa que el Aeropuerto de la Ciudad de México
parece el mercado de Beirut...
Sigo caminando y hay una rampa para compensar un desnivel que seguramente
tiene su origen en algún parche mal hecho, que recibió el edifico
en una de sus múltiples ampliaciones...
Hasta el final del pasillo están las oficinas de Avianca mismas
que se encuentran desiertas y solo señalan el vuelo que saldrá
después de medio día rumbo a Colombia.
Le pregunto a una señorita de uniforme y me dice la respuesta esperada:
No se Nada!
Hago el recorrido a la inversa: Rampa, zona de documentación de Mexicana
hasta el tope, tienda del Hijo del Santo, zona de comida, luces chillantes
de Interjet, zona abandonada de Aviacsa, correos de México,
cruzo el puente y llegó al Hotel.
Con tanto caminar, ya me dió hambre por lo que decidí acudir a uno de
los restaurantes del hotel, selecciono uno italiano que este mes tiene en especial
la comida japonesa, bien dicen que Franz Kafka hubiera sido en
México un escritor ordinario...
La comida japonesa está carísima por lo que evito los especiales
del mes y decido cenar una pizza de salmón.
Está agradable el lugar y tiene la ventaja que no tienes que salir del hotel.
Termino de cenar y me voy a mi habitación, pongo el despertador.
Méndiga pizza!
Méndiga sed!
Méndiga panza!
A mi edad ya no debo de cenar...
La combinación de la altura de la Ciudad de México y la levadura de la pizza
son veneno para mi digestión...
Pasé muy mala noche...
Suena el despertador a las 4:00 AM, tomo un regaderazo rápido y listo
para emprender el viaje.
En el momento en que salgo de la habitación, me comienza a doler el estómago,
me dan ganas de regresarme al baño...
Pero mejor me voy a las oficinas de Avianca.
Se ha formado una larga cola en la administración del hotel...
Ahí nos vemos! Yo mejor me voy para Orinoquía!
Paso por el puente al segundo piso de la T1, oficina de correos,
oficinas de Aviacsa abandonadas, luces chillantes de Interjet, zona de comida,
después de la pizza de anoche el aroma de la comida me provoca nauseas,
luego la otra tienda del Hijo del Santo, las oficinas de Mexicana hasta
el tope de gente, rampa para compensar el desnivel y hasta el final las oficinas
de Avianca, mismas que se encuentran aún desiertas y solo señalan
el vuelo que sale después medio día rumbo a Colombia.
Le pregunto a otro uniformado si sabe algo del vuelo de Avianca
y recibo la misma respuesta: No se nada...
Ahora el dolor de estomago es mas fuerte, aún tengo la llave del Hotel,
tengo ganas de ir al sanitario, así que a regresar por todo el pasillo,
ahora si hay que apretar el paso, espero poder llegar a tiempo al cuarto...
El camino se mi hizo eterno pero por fin llegué, que alivio!
Salgo del cuarto.
Paso una vez más por la administración, ahí sigue la cola de gente,
me enfilo por el puente hasta la T1 y todo lo que ya mencioné.
Me dispongo a ir de nuevo hasta las oficinas de Avianca, ubicadas
allá donde da vuelta el aire, espero que ahora si esté abierto!
Para mi buena suerte me encuentro a una compañera de viaje que me indica
que ella también pensó que el vuelo era por Avianca, pero al ver que no llegaba
nadie se fue a Mexicana y resulta que vamos por Mexicana.
Llego a las oficinas de Mexicana y es un desm@dre, están documentado
un sin fin de vuelos, y cuando me va a tocar por fin mi turno,
llega uno de los encargados y mueve mi fila completa a otro mostrador,
finalmente documento mi maleta y recibo mi pase de abordar,
ya casi son las 6 de la mañana y mi vuelo sale a las 7 por lo que
me dirijo a las salas de abordar.
Paso por la zona de revisión sin problema, solo me pidieron que destapara
la cámara y me preguntaron por las baterías de la misma.
Bajo por una escalera mortecina, que seguramente data de hace muchos
sexenios y al salir de repente me encuentro en el país de las tiendas Dutty Free!
Tiendas grandes, tiendas medianas, tiendas chicas, tiendas y mas tiendas, pasillos
estrechos, pasillos amplios, tiendas, tiendas, tiendas y mas tiendas...
Después de mucho caminar por las tiendas llego a mi destino dónde
para variar hay mas tiendas y unas cuantas sillas disponibles
en las salas de abordar.