Emilio Carranza estaba muy agradecido del trato que se le brindó en Estados
Unidos, mas debía ya preparar su vuelo sin escalas de Nueva York a la Ciudad de
México. Consultó sobre el estado del Ryan con Sebastián y también con la Wright
Aeronautical, compañía con base en Nueva Jersey que construyó el motor del
avión. Hizo planes de despegar el 2 de julio y llegar a la Ciudad de México el 4.
Todas las preparaciones estaban concluidas, excepto la garantía de buenas
condiciones atmosféricas.
La oficina del servicio meteorológico norteamericano informó sobre condiciones
atmosféricas adversas, advirtiendo que era peligroso intentar la partida. La fecha
para su despegue había llegado y pasado, Carranza se encontraba frustrado y
aburrido con el clima. Charles Lindbergh que lo esperaba en el Hotel Waldorf
Astoria trató de convencerlo de no salir mientras existieran condiciones peligrosas.
Después de varios intentos terminó por suspender el vuelo.
Anunciando nuevamente su partida, intentó comenzar su vuelo el 12 de Julio, pero
debido a muchas advertencias y reportes meteorológicos adversos que indicaban
tormentas eléctricas, Carranza tuvo que cancelarlo otra vez y ordenó que pusieran
su avión en el hangar. Los oficiales del aeropuerto quedaron contentos y la mayor
parte de ellos luego se retiró, igual que el capitán Carranza que fue llevado a
cenar en el hotel Garden City de Long Island, cena que se afirma fue interrumpida
por un telegrama. Después de leerlo, Carranza se levantó de inmediato de su
mesa y hablando por teléfono al aeropuerto, pidió que alistaran su avión para salir
inmediatamente. No le avisó a su padre sobre su decisión sabiendo que lo
presionaría para no partir en tales condiciones. Pero él sabía lo que tenía que
hacer y nada, ni nadie, iba a interferir con su destino. Su comportamiento era
solemne y abruptamente salió para el campo aéreo Roosevelt.
El día 12 de julio de 1928 a las 7:18 de la tarde, Carranza, ignorando una
tremenda tormenta despegó con destino a la Ciudad de México. Los azorados
mecánicos observaron como el “México-Excelsior” desaparecía dentro de la
amenazante tormenta.
Siguió el silencio, un aturdente silencio. Los encabezados decían "El capitán
Emilio Carranza partió de Nueva York en ruta a México y entró directamente a una
furiosa tormenta." Nada se oyó más del vuelo hasta el día siguiente como a las
3:25 pm las noticias llegaron de Sandy Ridge, Nueva Jersey: John Carr, un joven
que con su madre y cuñada andaba recogiendo bayas, encontró parte de un ala
de avión y llamó a las autoridades locales, que se movilizaron para luego
confirmar la muerte del héroe mexicano. La leyenda dice que cuando se recuperó
su cuerpo se encontró un telegrama en su traje de piloto que decía: "Sal
inmediatamente, sin excusa ni pretexto o la calidad de tu hombría quedará en
duda. Firma: General Joaquín Amaro”
Seguramente, siendo esto cierto, el militar que era, obedeció las órdenes de su
superior, al costo de su propia vida. Las exequias fúnebres del capitán Emilio
Carranza Rodríguez, realizadas en Nueva York, fueron las brindadas a un Jefe de
Estado, lo cual quedo plasmado en los diarios de la época como el “The New York
Times” en su edición del 19 de junio de 1928. Desde 1929 el Puesto 11 de la
Legión Americana en Mount Holly, Nueva Jersey lleva a cabo cada año una
ceremonia luctuosa conmemorando su participación en la recuperación del cuerpo
del piloto mexicano
Flying With Emilio Carranza (VIDEO)
http://www.flyingwithemilio.com/video.html
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