Aquí les dejo un par de notas que me encontré. A ver que opinan
La Ley de Herodes versión mexicana
José Luis Montañez Aguilar
La empresa que dirige Andrés Conesa, a un paso de la quiebra
Aeroméxico, la línea aérea que dirige Andrés Conesa, presenta ya la misma sintomatología que acusó Mexicana de Aviación antes de su quiebra. Miles de trabajadores, entre pilotos, azafatas, personal de tierra y mandos directivos estarán en unos meses, tal vez semanas, en el vil desempleo.
De ser hace diez años una de las mejores aerolíneas del mundo, con premios por puntualidad en sus salidas y llegadas y, sobre todo, en la calidad de sus servicios, Aeroméxico es en este momento un ente poco confiable, con signos visibles de inseguridad, corrupción y hartazgo entre el personal que labora en todas sus áreas operativas.
Como siempre, las cifras rojas de una empresa próxima a quebrar se maquillan o se ocultan para no alarmar a usuarios y acreedores, quienes son los que al final de cuentas pagarán los platos rotos, presentando ante la Profeco miles de quejas que dormirán el sueño de los justos, tal y como ocurre con Mexicana de Aviación que se chupó cientos de millones de pesos en boletos vendidos por adelantado, sin garantía alguna.
En el caso de Mexicana está más que probado que, como ocurre de manera frecuente en nuestro país, un particular adquiere la empresa mediante maniobras políticas que llegan hasta la misma Presidencia del país. Por lo regular se hace uso de un crédito financiado por el gobierno para poder adquirir el paquete accionario tal y como lo hizo en su momento Gastón Azcárraga.
Primero se exprime a los usuarios con boletos que cuestan más que en ninguna otra línea aérea del mundo, luego se les hace chanchuyo con sus millas ganadas como pasajeros frecuentes y al final se lanzan campañas masivas para vender boletos al mayoreo en una espectacular oferta que termina en un gran fraude cuando al final la empresa quiebra.
Pero quién le quita a estos hombres de “negocios” el placer de mamar a lo lindo sin correr ningún riesgo de ir a la cárcel por cometer tantos delitos dentro de un fraude maquinado que se repite una y otra vez en este país.
Caso Aeroméxico
La temporada de fin de año de este 2010 que acaba de concluir nos mostró que Aeroméxico está quebrada o a punto de entrar en un conflicto financiero que nadie podrá detener.
Debe cualquier cantidad de millones de pesos a los aeropuertos nacionales e internacionales por los derechos de uso de pista, combustible, aeronavegación y demás servicios con los que cuentan las terminales aéreas, pero al pasajero se le cobran los servicios por adelantado y puntualmente.
Tiene una lista interminable de denuncias de usuarios y acreedores que se quejan desde haber comprado boletos al precio más alto, hasta tener meses y meses persiguiendo a los contadores para cobrar una factura.
Como es la única línea aérea grande que queda en el país hacen lo que quieren con los pasajeros, a quienes se les invita a presentar su queja en la Profeco si no están conformes con el servicio que reciben.
Los aviones salen tarde y llegan igual, los sobrecargos están mal presentados y tratan de manera despótica a los pasajeros. Si usted reclama el mal servicio lo más fácil es que se burlen de usted o que por el resto del vuelo sea usted ignorado completamente.
Y en la espera de que la situación haga crisis y se anuncie que Aeroméxico también para sus aviones, los propietarios de Interjet, Volaris y hasta VivaAerobús se frotan las manos por el mercado de millones de usuarios a quienes les encajarán el diente, porque simple y sencillamente el pasajero está a expensas de estos buitres insaciables y timadores.
Emergencia en Nueva York
La situación de emergencia que se vivió en la ciudad de Nueva York tras la tormenta de nieve que azotó a la ciudad de los rascacielos los días 26 y 27 de diciembre pasado, desnudaron la crítica situación que está viviendo Aeroméxico por insolvente y porque su planta laboral está enferma de valemadrismo. Ya se puede usted quejar, gritar o hasta mentarles la madre, que no resolverá usted absolutamente nada.
Fue el caso de los pasajeros de cuando menos una decena de vuelos de Aeroméxico a la ciudad de Nueva York entre los días 28, 29 y 30 de diciembre pasado.
Tras esperar horas enteras para aterrizar o desalojar las aeronaves, los usuarios tuvieron que marcharse sin su equipaje, pues no había en el mostrador de Aeroméxico personal que diera informes, ni mucho menos quien escuchara el reclamo de los irritados pasajeros que ilusamente esperaron horas y horas en los hoteles para recibir su equipaje.
En el vuelo 402 que salió de la ciudad de México retrasado el día 28 por la contingencia en el Aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, cerca de 200 pasajeros tuvieron que esperar unas cinco horas arriba del avión para que se les asignara una sala y poder desalojar el aparato. Enfrente de ellos desfilaron cuando menos 50 aviones de American Airlines, Continental, Air France, Alitalia, British e Iberia, entre otros que lograron despachar a sus pasajeros con algunos contratiempos, pero tratando de evitarles mayores molestias y dándoles una explicación de lo que estaba ocurriendo. Nadie los abandonó a su suerte.
Los de Aeroméxico estuvieron siempre abandonados a su suerte, pues el personal de tierra nunca dio la cara y los pilotos y sobrecargos daban a los pasajeros explicaciones poco creíbles y además le echaban la culpa de todo a los operadores aéreos del aeropuerto John F. Kennedy.
Más de mil usuarios pasaron las de Caín en las horas subsecuentes. Por ahí alguien nos dio el teléfono de un tal José Sandoval, quien supuestamente era la persona indicada para recibir los reportes y enviar el equipaje a cada hotel. Este sujeto jamás se dignó a contestar las llamadas y sólo se le podía dejar recado mediante una grabación. En la terminal aérea tres días después se logró localizar a una señora de nombre Beatriz Matesio, quien dijo que estaba harta de sus jefes que la habían abandonado y que ella hacía lo que podía en dobles jornadas de trabajo, durmiendo arriba de un escritorio para continuar atendiendo a los molestos pasajeros.
Cientos de usuarios de Aeroméxico tuvieron que desembolsar fuertes cantidades de dinero para hacer cuatro o cinco viajes, a razón de 120 dólares cada uno, de sus hoteles al aeropuerto para recuperar sus maletas, al final tuvieron que desistir de su empeño y comprar nuevas valijas y ropa para no aguantar los malos olores, al tener tres días con la misma muda.
Uno de estos sufridos usuarios fue nada menos que Miguel Ángel Yunes, ex director del ISSSTE, ex candidato panista al gobierno de Veracruz y gente del primer círculo de nuestro señor presidente Felipe Calderón.
Yunes Linares hizo cualquier cantidad de llamadas a México a todos los niveles, pero nadie le resolvió nada. Para qué le cuento lo que pasaron los demás cientos de pasajeros que echaban pestes por el mal servicio de Aeroméxico.
¡Que quiebre de una vez!
Si Aeroméxico va a desaparecer, como ocurrió con Mexicana, es preferible, pues así podrán entrar al mercado nacional líneas aéreas de otros países que nos den un buen servicio y no nos cobren un ojo de la cara por cada boleto. Es en serio, si usted va a viajar por avión, hágalo por otra línea y si va al extranjero ocupe a otra empresa cuyos directivos, pilotos, azafatas y personal de tierra tengan en cuenta que el pasajero es lo primero y que para conservar el trabajo hay que esmerarse en lo que uno hace.
Si usted desea contarnos su experiencia personal como usuario, acreedor o cliente frecuente de Aeroméxico, utilice nuestro correo electrónico que es el siguiente: [email protected] para publicarlo en nuestras siguientes ediciones.
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De ser hace diez años una de las mejores aerolíneas del mundo, con premios por puntualidad en sus salidas y llegadas y, sobre todo, en la calidad de sus servicios, Aeroméxico es en este momento un ente poco confiable, con signos visibles de inseguridad, corrupción y hartazgo entre el personal que labora en todas sus áreas operativas.
Como siempre, las cifras rojas de una empresa próxima a quebrar se maquillan o se ocultan para no alarmar a usuarios y acreedores, quienes son los que al final de cuentas pagarán los platos rotos, presentando ante la Profeco miles de quejas que dormirán el sueño de los justos, tal y como ocurre con Mexicana de Aviación que se chupó cientos de millones de pesos en boletos vendidos por adelantado, sin garantía alguna.
En el caso de Mexicana está más que probado que, como ocurre de manera frecuente en nuestro país, un particular adquiere la empresa mediante maniobras políticas que llegan hasta la misma Presidencia del país. Por lo regular se hace uso de un crédito financiado por el gobierno para poder adquirir el paquete accionario tal y como lo hizo en su momento Gastón Azcárraga.
Primero se exprime a los usuarios con boletos que cuestan más que en ninguna otra línea aérea del mundo, luego se les hace chanchuyo con sus millas ganadas como pasajeros frecuentes y al final se lanzan campañas masivas para vender boletos al mayoreo en una espectacular oferta que termina en un gran fraude cuando al final la empresa quiebra.
Pero quién le quita a estos hombres de “negocios” el placer de mamar a lo lindo sin correr ningún riesgo de ir a la cárcel por cometer tantos delitos dentro de un fraude maquinado que se repite una y otra vez en este país.
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La temporada de fin de año de este 2010 que acaba de concluir nos mostró que Aeroméxico está quebrada o a punto de entrar en un conflicto financiero que nadie podrá detener.
Debe cualquier cantidad de millones de pesos a los aeropuertos nacionales e internacionales por los derechos de uso de pista, combustible, aeronavegación y demás servicios con los que cuentan las terminales aéreas, pero al pasajero se le cobran los servicios por adelantado y puntualmente.
Tiene una lista interminable de denuncias de usuarios y acreedores que se quejan desde haber comprado boletos al precio más alto, hasta tener meses y meses persiguiendo a los contadores para cobrar una factura.
Como es la única línea aérea grande que queda en el país hacen lo que quieren con los pasajeros, a quienes se les invita a presentar su queja en la Profeco si no están conformes con el servicio que reciben.
Los aviones salen tarde y llegan igual, los sobrecargos están mal presentados y tratan de manera despótica a los pasajeros. Si usted reclama el mal servicio lo más fácil es que se burlen de usted o que por el resto del vuelo sea usted ignorado completamente.
Y en la espera de que la situación haga crisis y se anuncie que Aeroméxico también para sus aviones, los propietarios de Interjet, Volaris y hasta VivaAerobús se frotan las manos por el mercado de millones de usuarios a quienes les encajarán el diente, porque simple y sencillamente el pasajero está a expensas de estos buitres insaciables y timadores.
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La situación de emergencia que se vivió en la ciudad de Nueva York tras la tormenta de nieve que azotó a la ciudad de los rascacielos los días 26 y 27 de diciembre pasado, desnudaron la crítica situación que está viviendo Aeroméxico por insolvente y porque su planta laboral está enferma de valemadrismo. Ya se puede usted quejar, gritar o hasta mentarles la madre, que no resolverá usted absolutamente nada.
Fue el caso de los pasajeros de cuando menos una decena de vuelos de Aeroméxico a la ciudad de Nueva York entre los días 28, 29 y 30 de diciembre pasado.
Tras esperar horas enteras para aterrizar o desalojar las aeronaves, los usuarios tuvieron que marcharse sin su equipaje, pues no había en el mostrador de Aeroméxico personal que diera informes, ni mucho menos quien escuchara el reclamo de los irritados pasajeros que ilusamente esperaron horas y horas en los hoteles para recibir su equipaje.
En el vuelo 402 que salió de la ciudad de México retrasado el día 28 por la contingencia en el Aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York, cerca de 200 pasajeros tuvieron que esperar unas cinco horas arriba del avión para que se les asignara una sala y poder desalojar el aparato. Enfrente de ellos desfilaron cuando menos 50 aviones de American Airlines, Continental, Air France, Alitalia, British e Iberia, entre otros que lograron despachar a sus pasajeros con algunos contratiempos, pero tratando de evitarles mayores molestias y dándoles una explicación de lo que estaba ocurriendo. Nadie los abandonó a su suerte.
Los de Aeroméxico estuvieron siempre abandonados a su suerte, pues el personal de tierra nunca dio la cara y los pilotos y sobrecargos daban a los pasajeros explicaciones poco creíbles y además le echaban la culpa de todo a los operadores aéreos del aeropuerto John F. Kennedy.
Más de mil usuarios pasaron las de Caín en las horas subsecuentes. Por ahí alguien nos dio el teléfono de un tal José Sandoval, quien supuestamente era la persona indicada para recibir los reportes y enviar el equipaje a cada hotel. Este sujeto jamás se dignó a contestar las llamadas y sólo se le podía dejar recado mediante una grabación. En la terminal aérea tres días después se logró localizar a una señora de nombre Beatriz Matesio, quien dijo que estaba harta de sus jefes que la habían abandonado y que ella hacía lo que podía en dobles jornadas de trabajo, durmiendo arriba de un escritorio para continuar atendiendo a los molestos pasajeros.
Cientos de usuarios de Aeroméxico tuvieron que desembolsar fuertes cantidades de dinero para hacer cuatro o cinco viajes, a razón de 120 dólares cada uno, de sus hoteles al aeropuerto para recuperar sus maletas, al final tuvieron que desistir de su empeño y comprar nuevas valijas y ropa para no aguantar los malos olores, al tener tres días con la misma muda.
Uno de estos sufridos usuarios fue nada menos que Miguel Ángel Yunes, ex director del ISSSTE, ex candidato panista al gobierno de Veracruz y gente del primer círculo de nuestro señor presidente Felipe Calderón.
Yunes Linares hizo cualquier cantidad de llamadas a México a todos los niveles, pero nadie le resolvió nada. Para qué le cuento lo que pasaron los demás cientos de pasajeros que echaban pestes por el mal servicio de Aeroméxico.
¡Que quiebre de una vez!
Si Aeroméxico va a desaparecer, como ocurrió con Mexicana, es preferible, pues así podrán entrar al mercado nacional líneas aéreas de otros países que nos den un buen servicio y no nos cobren un ojo de la cara por cada boleto. Es en serio, si usted va a viajar por avión, hágalo por otra línea y si va al extranjero ocupe a otra empresa cuyos directivos, pilotos, azafatas y personal de tierra tengan en cuenta que el pasajero es lo primero y que para conservar el trabajo hay que esmerarse en lo que uno hace.
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