historia de 3D Robotics
(Reportaje)
fuente: elnorte.com
Cd. de México (24 marzo 2013).- La historia de 3D Robotics comenzó como la de Apple, Google o Hewlett Packard. Su cofundador, Jordi Muñoz, inició el armado de aviones no tripulados (drones) en una cochera y en 2008 el pasatiempo tomó forma de negocio. En tan sólo cinco años de existencia, prevé cerrar 2013 con ganancias que ascienden a 10 millones de dólares.
Originario de Ensenada, Baja California, Jordi nunca se propuso ser millonario ni famoso como Steve Jobs o Mark Zuckerberg sino, con trabajo, ayudar a cambiar la mentalidad del mexicano.
"Las generaciones tienen que cambiar.
No debemos seguir jalando el pie al otro para que no crezca. Pienso que si yo ayudo a alguien al darle empleo, esa persona va a aprender cosas y quizá después va a fundar su propia empresa que, a su vez, va a generar más empleos y así México va a cambiar", compartió Jordi.
A sus 26 años recuerda cómo desde pequeño fue un apasionado de la aviación. Primero soñaba con ser piloto de una aerolínea, sueño que no se le cumplió. Intentó dos veces entrar a la carrera de Ingeniería Aeronáutica en el IPN en la Ciudad de México y tampoco lo logró. Su destino era otro.
Siempre le gustó armar objetos con Legos y desarmar otros para construir aviones. Un día su mamá le regaló un helicóptero y lo desarmó para colocarle los sensores del control de un Nintendo Wii porque quería hacerlo volar.
Cuando Jordi regresó de la Ciudad de México, en donde no pudo cumplir su sueño de estudiar, se fue a Tijuana y luego a Estados Unidos, en donde tuvo que esperar 7 meses para recibir su permiso de residencia o Green Card. Entonces cambió su vida.
"Esos 7 meses han sido los más productivos de mi vida porque, aunque no podía ni estudiar ni trabajar, me dediqué a investigar cómo construir drones e hice un prototipo, publicaba en blogs lo que hacía y luego me encontré un foro hecho por Chris Anderson. Yo no sabía quién era y así lo conocí", cuenta Jordi.
Chris Anderson, editor de la revista Wired en 2007. Como Jordi, también estaba interesado en el tema de los aviones no tripulados. Anderson se fijó en lo que Jordi publicaba en línea y le llamó la atención, por lo que le brindó apoyo al mexicano.
"Un día me dijo: '¿qué es lo que necesitas para construir el prototipo?', le respondí que dinero y me envió un cheque por 500 dólares. Luego me envió un poco más y terminé el avión", recordó.
Muchos quisieron comprarle el avión, por lo que empezó a construir más. Los vendía y lo que ganaba lo volvía a invertir. Así, un día puso una tienda en línea. Comenzaron los reclamos. No había stock suficiente. Entonces, le propuso a Chris Anderson iniciar 3D Robotics.
Jordi construyó a mano, durante los primeros años, las tarjetas que colocaba en los aviones. En 2011 obtuvieron ganancias por 2 millones de dólares, con lo que adquirieron un par de máquinas que producen las tarjetas de circuitos para establecer una línea de producción a mayor escala.
En 2012, las ganancias crecieron más del doble al llegar a 5 millones de dólares. Hoy la compañía tiene una sede en Tijuana y otra en San Diego.
"Me gusta saber que en 3D Robotics hay ingenieros mexicanos trabajando a lado de otros especialistas de Rusia, Alemania y Japón, todos a la par, por lo que si un día alguno de ellos decide formar su propia empresa no tengo problema. Mi idea es que con nosotros aprendan y se impulsen para que México crezca", concluyó.
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http://www.elnorte.com/interfase/articulo/736/1471032/