El asunto de que Aeroméxico tenga que cerrar vuelos por causas de fuerza mayor no es tan simple. Los vuelos de México a Quito no sólo los ocupan mexicanos que van de turistas, sino aquellos que también van de negocios, y por supuesto también los ocupan ecuatorianos por motivos diversos, y lo mismo puede decirse de Perú. Si aquellos países son bonitos o no ya sería circunstancial, el caso es que según recuerdo, la división latinoamericana de Aeroméxico había venido generando muchas ganancias, creo que más que las que algunos podrían imaginarse y, desde luego, mucha más que los vuelos domésticos, los cuales tengo la impresión de que más bien generan pérdidas.
El caso es que es una lástima que nuestra única empresa aérea de cobertura intercontinental tenga que cerrar rutas por motivos tan tan ajenos a la actividad económica como los que se han dado últimamente con esos dos países, mismos que espero no lleguen a ese punto. Los gobiernos van y vienen, pero los países y sus afinidades culturales y comerciales perduran.
Y por cierto, las riquezas naturales de Ecuador son bastante considerables, y el valor cultural del centro histórico de Quito es inmenso, tratándose de uno de los de mayor tamaño y mejor conservación, razón por la que la UNESCO lo ha catalogado como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Yo también me cuento entre los que hemos querido conocer ese país en un cierto momento, pero que por diversos motivos no se ha dado.