les dejo mi investigacion privada, realmente como dicen es una verdadera zona arqueologica aeropuerturia, y pensar que yo vivo casi aun lado del aeropuerto antiguo hehe
En 1970, los creadores de este destino turístico rehabilitaron una antigua aeropista, construida a mediados del siglo pasado, para recibir a los primeros aviones con los primeros inversionistas al Proyecto Cancún.
La torre de control, construida de palma de guano y maderas de zapote y nacax (pronúnciese nacash), tenía una altura de 15 metros. Iniciaba con una base de 5 por 5 metros, y concluía en la parte superior con un área de 3 por 3. Esta edificación sobrevivió por espacio de 10 años, hasta que fue desmantelada y, sobre la antigua aeropista, se construyó la actual avenida Kabah.
Estructurada en torno a cuatro enormes vigas de zapote, forrada con madera nacax, coronada con una palapa, con la imagen equívoca de un edificio artesanal, la Torre funcionó durante pocos años, quizás dos, máximo tres, a la vera del aeropuerto primitivo de la ciudad. Al inaugurarse el aeropuerto actual, en 1974, ambos perdieron su razón de ser: la pista se convirtió en avenida, la torre fue desarmada.
En realidad pocos cancunenses llegaron a verla, pues cuando dejó de funcionar la ciudad apenas tendría unos miles de habitantes
Pero de alguna manera resurgió, quizás porque los mensajes que contiene son muy poderosos. Cierto, es una torre primitiva, una palapa, pero también es un estructura contemporánea, diseñada para controlar la navegación aérea (y Cancún no hubiera despegado sin aviones). Tiene, sin duda, una apariencia muy original, si no única en el mundo, al menos única en México, sin ancestros conocidos. Y es, sobre todo, un emblema muy bello.
Es difícil predecir si la Torre volvió para quedarse, si las futuras generaciones la adoptarán como el símbolo de la ciudad. Eso lo dirá el tiempo. Por el momento, vayan estos apuntes de su historia para empezar a alimentar la leyenda.
2)
A principios de la década de los 50’s, el secretario de Comunicaciones de México se llamaba Carlos Lazo. Este Lazo era un genio: arquitecto de profesión, construyó escuelas y hospitales, bosquejó iglesias y mercados, concibió los complejos multifamiliares, diseñó la Ciudad Universitaria, construyó el Centro SCOP, y aún le dio tiempo de meterse a la política. Más hubiera hecho, pero la muerte lo sorprendió a los 41 años, en un accidente de aviación.
Entre sus proyectos inconclusos, Lazo imaginó un circuito náutico en el Caribe, que implicaba unir a La Habana, vía ferry, con Isla Mujeres. Como primer paso, Lazo hizo definir el trazo carretero de Valladolid, en Yucatán, hasta Puerto Juárez, en el desolado Territorio de Quintana Roo, camino de terracería que remataba en Punta Sam, frente a la ínsula. De paso, Lazo habilitó en las cercanías una pista de aterrizaje para avionetas, que empezó a funcionar en 1954.
Orientada conforme a los vientos dominantes, en dirección NW/SE (para los conocedores, orientación 120/200), en realidad se trataba de una plancha de sascab comprimido, de unos 600 metros de longitud, pero en los manuales de navegación aérea se le asignó un nombre oficial: Aeropista Puerto Juárez.
3)
Desde que aceptó el trabajo, el responsable de construir (por encargo presidencial) el centro turístico llamado Cancún, Antonio Enríquez Savignac, andaba en busca de un colaborador muy peculiar: un experto en construir aeropuertos. Uno de los aspirantes al cargo respondía al nombre de Sigfrido Paz Paredes.
Recuerda Paz Paredes: “Yo había supervisado la ampliación del aeropuerto de México y la construcción del aeropuerto de Manzanillo. Y sabía bastante de rutas aéreas y de tráfico de pasajeros. Así que caí como anillo al dedo”.
Mientras se proyectaba el aeropuerto grande surgió la sensata idea de rehabilitar el chico. Otra vez Paz Paredes: “Venir a Cancún era una locura. Tenías que volar a Mérida en avión, de ahí a Isla Mujeres en avioneta, y luego a Cancún en lancha. Te llevaba todo el día”.
Pero ahí estaba la aeropista de Lazo, que pasó a formar parte de la lista de prioridades. Apunta Javier Solórzano, primer responsable de la traza urbana (luego subdirector de Fonatur): “Decir prioridad es un decir, porque todo era prioritario: los campamentos, los rellenos, el puente de la Nichupté (el de madera), los bancos de materiales. Pero la pista de aterrizaje era urgente, porque el Banco de México quería simplificar el acceso”.
Precisa Rafael Lara, entonces supervisor de las obras (luego presidente municipal): “Rehabilitamos la aeropista muy en serio. Primero la crecimos a mil 100 metros y la ampliamos a 35, para que llegaran los DC3. Todas las especificaciones técnicas se cumplieron, en cuanto a la calidad de la base y del asfalto, con sus respectivos riegos de impregnación y de sellado, para rematar con la gravilla y la compactación. De hecho, fue la primera obra que se terminó con la técnica del slurry seal, que entonces era una vanguardia tecnológica. Era un aeropuerto de primera, todo un lujo”
Es difícil predecir si la Torre volvió para quedarse, si las futuras generaciones la adoptarán como el símbolo de la ciudad. Eso lo dirá el tiempo. Por el momento, vayan estos apuntes de su historia para empezar a alimentar la leyenda.
2)
A principios de la década de los 50’s, el secretario de Comunicaciones de México se llamaba Carlos Lazo. Este Lazo era un genio: arquitecto de profesión, construyó escuelas y hospitales, bosquejó iglesias y mercados, concibió los complejos multifamiliares, diseñó la Ciudad Universitaria, construyó el Centro SCOP, y aún le dio tiempo de meterse a la política. Más hubiera hecho, pero la muerte lo sorprendió a los 41 años, en un accidente de aviación.
Entre sus proyectos inconclusos, Lazo imaginó un circuito náutico en el Caribe, que implicaba unir a La Habana, vía ferry, con Isla Mujeres. Como primer paso, Lazo hizo definir el trazo carretero de Valladolid, en Yucatán, hasta Puerto Juárez, en el desolado Territorio de Quintana Roo, camino de terracería que remataba en Punta Sam, frente a la ínsula. De paso, Lazo habilitó en las cercanías una pista de aterrizaje para avionetas, que empezó a funcionar en 1954.
Orientada conforme a los vientos dominantes, en dirección NW/SE (para los conocedores, orientación 120/200), en realidad se trataba de una plancha de sascab comprimido, de unos 600 metros de longitud, pero en los manuales de navegación aérea se le asignó un nombre oficial: Aeropista Puerto Juárez.
3)
Desde que aceptó el trabajo, el responsable de construir (por encargo presidencial) el centro turístico llamado Cancún, Antonio Enríquez Savignac, andaba en busca de un colaborador muy peculiar: un experto en construir aeropuertos. Uno de los aspirantes al cargo respondía al nombre de Sigfrido Paz Paredes.
Recuerda Paz Paredes: “Yo había supervisado la ampliación del aeropuerto de México y la construcción del aeropuerto de Manzanillo. Y sabía bastante de rutas aéreas y de tráfico de pasajeros. Así que caí como anillo al dedo”.
Mientras se proyectaba el aeropuerto grande surgió la sensata idea de rehabilitar el chico. Otra vez Paz Paredes: “Venir a Cancún era una locura. Tenías que volar a Mérida en avión, de ahí a Isla Mujeres en avioneta, y luego a Cancún en lancha. Te llevaba todo el día”.
Pero ahí estaba la aeropista de Lazo, que pasó a formar parte de la lista de prioridades. Apunta Javier Solórzano, primer responsable de la traza urbana (luego subdirector de Fonatur): “Decir prioridad es un decir, porque todo era prioritario: los campamentos, los rellenos, el puente de la Nichupté (el de madera), los bancos de materiales. Pero la pista de aterrizaje era urgente, porque el Banco de México quería simplificar el acceso”.
Precisa Rafael Lara, entonces supervisor de las obras (luego presidente municipal): “Rehabilitamos la aeropista muy en serio. Primero la crecimos a mil 100 metros y la ampliamos a 35, para que llegaran los DC3. Todas las especificaciones técnicas se cumplieron, en cuanto a la calidad de la base y del asfalto, con sus respectivos riegos de impregnación y de sellado, para rematar con la gravilla y la compactación. De hecho, fue la primera obra que se terminó con la técnica del slurry seal, que entonces era una vanguardia tecnológica. Era un aeropuerto de primera, todo un lujo”
Dejenme subrayar que las azafatas de mexicana en aquella epoca.... nada mal.... nada mal.... buenas las condenadas hehe