South African Airways cierra. Despide a toda su plantilla y ya no volverá a volar. Ocurre en plena crisis del coronavirus pero su situación financiera es muy anterior a la aparición de la enfermedad. Lo que ocurre ahora es que definitivamente el gobierno de Johannesburg ha decidido dejarla caer. Sus aviones ya estaban en tierra, debido al coronavirus, pero cuando aterrizaron por última vez existían posibilidades de que no remontara el vuelo. La aerolínea nacida en 1934 muere a los 86 años de edad, resultado de la pésima gestión que ha provocado las mayores pérdidas económicas de todo el sector. Desde 2008 no da beneficio alguno.
Los trabajadores recibirán un mes de despido por cada año trabajado, si los bienes de la compañía se liquidan por un importe que permita pagar. Los bienes de más valor de la compañía son los derechos de vuelo, sobre todo los del aeropuerto de Heathrow y los de Nueva York.
La última fase de su crisis ha sido especialmente dolorosa porque los directores generales se han sucedido, las cuentas anuales no se han aprobado y la gestión en general había caído a unos niveles insostenibles. En 2019 la compañía se acogió a una figura jurídica para funcionar pese a estar en quiebra, con dos administradores que han pedido dinero público y que ahora, tras no conseguirlo, han decidido cerrar la compañía.
En contra de lo habitual, el parlamento se congratuló del cierre, consecuencia de que el Departamento de Empresas Públicas rechazó poner más dinero. El parlamento dijo en una nota que “South African Airways no puede seguir pidiendo rescates del gobierno mientras se niega a cumplir las contrapartidas financieras exigidas. Esto impide el control público del dinero”.
Sudáfrica se convertirá así en uno de los pocos países de África sin aerolínea de bandera, aunque prácticamente otros operadores, incluso nacionales, la habían reemplazado.
