N714UJ
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Esta es una anécdota graciosa que escuche hace mucho tiempo y gente del medio de la aviación en México aseguran que fue real.
A finales de los 70’s, se acostumbraba que los reos de importancia fueran trasladados de los estados a la Ciudad de Mexico para completar su sentencia en prisiones como Lecumberry.
Los sentenciados se trasladaban en vuelos comerciales de Aeroméxico acompañados por lo menos de dos custodios.
En cierta ocasión, se trasladaría un reo de apellido “Canchola” de Tijuana a la Ciudad de Mexico en vuelo con escala en Hermosillo y Guadalajara pero quiso la mala suerte que se escapara segundos antes de abordar la nave. Esto causó confusión con el pasaje y por supuesto, retraso del vuelo..
El capitán tuvo a bien anotar el incidente en la bitácora de vuelo como sigue:
“A punto de salir el avión, se produjo fuga de Canchola. Sin poderse localizar, salió el avión sin novedad”.
Al llegar a Hermosillo, el mecánico que recibió la bitácora de vuelo le pareció rara la anotación pero por timidez o ignorancia no quiso preguntarle al Capitán en qué consistía la “Fuga de Cachola” así que procedió a revisar minuciosamente el avión a fin de localizar “La Fuga”.
Reviso y busco perdidas de aceite en los motores, sistemas hidráulicos y de oxigeno pero no encontró nada por lo que anoto en la bitácora: “Se reviso la aeronave y no se localizo la fuga de Canchola prosiguiendo la aeronave su vuelo sin novedad”.
Al llegar a Guadalajara, el mecánico en turno reviso la bitácora y se encontró las anotaciones previas. Al igual que el mecánico de Hermosillo nunca había escuchado de tal tipo de fuga de tan extraño fluido.
También apenado no quiso preguntarle al piloto pero para demostrar que era un muy buen mecánico responsable y bien entrenado, tras revisar muy minuciosamente el avión y teniendo la confianza de no encontrar nada, procedió a escribir en la bitácora:
“Se reviso el avión, se localizo la fuga de Canchola, se reparo y limpio el desperfecto que la produjo y salió la aeronave sin novedad.”
A finales de los 70’s, se acostumbraba que los reos de importancia fueran trasladados de los estados a la Ciudad de Mexico para completar su sentencia en prisiones como Lecumberry.
Los sentenciados se trasladaban en vuelos comerciales de Aeroméxico acompañados por lo menos de dos custodios.
En cierta ocasión, se trasladaría un reo de apellido “Canchola” de Tijuana a la Ciudad de Mexico en vuelo con escala en Hermosillo y Guadalajara pero quiso la mala suerte que se escapara segundos antes de abordar la nave. Esto causó confusión con el pasaje y por supuesto, retraso del vuelo..
El capitán tuvo a bien anotar el incidente en la bitácora de vuelo como sigue:
“A punto de salir el avión, se produjo fuga de Canchola. Sin poderse localizar, salió el avión sin novedad”.
Al llegar a Hermosillo, el mecánico que recibió la bitácora de vuelo le pareció rara la anotación pero por timidez o ignorancia no quiso preguntarle al Capitán en qué consistía la “Fuga de Cachola” así que procedió a revisar minuciosamente el avión a fin de localizar “La Fuga”.
Reviso y busco perdidas de aceite en los motores, sistemas hidráulicos y de oxigeno pero no encontró nada por lo que anoto en la bitácora: “Se reviso la aeronave y no se localizo la fuga de Canchola prosiguiendo la aeronave su vuelo sin novedad”.
Al llegar a Guadalajara, el mecánico en turno reviso la bitácora y se encontró las anotaciones previas. Al igual que el mecánico de Hermosillo nunca había escuchado de tal tipo de fuga de tan extraño fluido.
También apenado no quiso preguntarle al piloto pero para demostrar que era un muy buen mecánico responsable y bien entrenado, tras revisar muy minuciosamente el avión y teniendo la confianza de no encontrar nada, procedió a escribir en la bitácora:
“Se reviso el avión, se localizo la fuga de Canchola, se reparo y limpio el desperfecto que la produjo y salió la aeronave sin novedad.”