Confucio y el confuso estado de la educación
Anaika Castillo
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El hazmerreír internacional que nos ha hecho pasar un desafortunado concurso de belleza, organizado por una televisora de nuestro país, llevó a mi corazón por emociones como el disgusto, la vergüenza y la hilaridad, al descubrir respuestas tan insólitas dadas por otras misses de otras latitudes. Respuestas tales como: “Juan Pablo Duarte descubrió Hispanoamérica”, Miss República Dominicana; “el cerdo es el complemento del hombre”, Miss Colombia, y “ Guantánamo es un lugar bello y encantador”, la actual Miss Universo venezolana. Más allá de las carcajadas que provocan, deben llevarnos a reflexionar hacia dónde va nuestra sociedad en los temas de la educación, cultura y valores.
Cuando veo las terribles faltas de ortografía y errores gramaticales muy serios en los subtítulos de los noticieros, cuando escucho los comentarios de los y las periodistas de la televisión panameña y cuando noto que se resaltan más los pechos exuberantes de estas muchachas, en vez de exigir profesionalismo y seriedad en ellas por parte de quienes las contratan y las supervisan, no dejo de preguntarme con suma preocupación hacia dónde va nuestra sociedad y nuestro país.
En el ámbito político, el panorama no es mejor. Hace un tiempo vi a un respetado comentarista deportivo corregir a un diputado ante las cámaras de la televisión nacional. Por lo tanto, los errores de lenguaje y la falta de cultura general no son exclusivos de las lindas señoritas que participan en concursos de belleza o de quienes trabajan en los medios de comunicación.
Cuando supe, durante mis primeros años de educadora enseñando física, que el sistema no me permitía evaluar la ortografía y la gramática de los trabajos que me presentaban mis alumnos, pensé que era una broma. A ello se suma la actitud del alumno promedio que estudia para pasar las materias, no para aprender, lo que da como resultado un individuo con un diploma de culminación de estudios en sus manos, pero vacío de conocimientos elementales y cultura general. Y esta afirmación aplica, también, a los graduados universitarios, razón por la cual inicié este escrito con referencia a los periodistas y a los políticos.
Los medios de comunicación, además de su función de informar y entretener, también deben compartir con el Ministerio de Educación y las universidades, la educación y la difusión de la cultura entre nuestros niños, jóvenes y la población en general. Cómo se nota que han quedado atrás los años cuando en medio de las cuñas televisivas veíamos cápsulas educativas acerca de la obra de pintores famosos como Tintoretto y Miguel Ángel.
La inseguridad, la corrupción, la violencia, los robos y la criminalidad en general acaparan los titulares todos los días. Cómo se nota que han quedado atrás los tiempos en que los clubes cívicos unidos, agitando la bandera de los valores, resaltaban en campañas nacionales la honestidad, la responsabilidad, el respeto y el civismo.
La educación, la cultura y los valores no son responsabilidad solo del hogar o solo de la escuela. No es tarde. Todavía podemos todos juntos, Ministerio de Educación, universidades, clubes cívicos, medios de comunicación y sociedad en general, hacer algo mejor por las generaciones que están por venir. Sólo se necesita voluntad y un amor genuino por nuestro país. De esta manera nos aseguraremos que los panameños y las panameñas jamás vuelvan a darle la vuelta al mundo en videos jocosos que resaltan su desconocimiento sobre quién fue Confucio.
http://www.prensa.com/hoy/opinion/1783791.asp