Una cosa son contratistas, que son los que construyen, y otra los inversionistas, que son los que financian.
De los contratistas aquí hay una lista (gráfica de eleconomista.com.mx):
Supongo que esos son los nombres que algunos quieren leer. Y el pretexto para cancelar el proyecto fueron los "actos de corrupción cometidos" por estos "nombres". Corrupción que nunca ha sido demostrada, y que de cualquier modo ya no importa porque López les prometió indemnizarlos y compensarlos con otras obras, sin siquiera concursar. (Si hubo corrupción, López la estaría premiando).
Entre los inversionistas están el GACM, a través del TUA (en cierta forma los pasajeros son inversionistas), algunas afores, y fideicomisos (FIBRA-E), estos fueron colocados por bancos como Credit Suisse y Citibanamex, entre otros.
En este sentido quisiera mencionar que Banamex hizo invitaciones al público en general a invertir en FIBRA-E, creo que el mínimo era $100 y sólo había que llenar un formato. Yo habría invertido una cantidad simbólica nomás para "sentirme dueño" de 1cm2 del NAICM, pero no le ví sentido previendo que iba a pasar lo que ocurrió. (Jeje, yo iba a ser uno más de esos malvados potentados que se enriquecen con el pobre pueblo bueno)
Y pues obviamente, si ves que con el futuro gobierno ninguna inversión está segura, que les vale un cacahuate la ley, que no respeta ningún compromiso, se pierde la confianza de los inversionistas... se llevan su dinero a lugares seguros.
Eso sí: todos pagaremos el costo de la indemnización y demolición del proyecto de Texcoco, más la construcción de un elefante blanco en Santa Lucía, más posiblemente volver a empezar de ceros otro NAICM en el futuro. Sin mencionar los empleos ya perdidos, las implicaciones a las aerolíneas, al turismo, al comercio, y la cascada de afectaciones que se genera.
Pero parece que lo que algunos quieren oír es "AMLO hizo justicia y se fregó a los malvados capitalistas que se han hecho ricos a costa del pueblo". No, no es así, López está cometiendo un montón de actos de corrupción, empezando por cancelar una obra sin tener atribuciones, escudándose en una pseudo consulta. Y todo para beneficiar a su contratista Rioboó, aunque ponga en riesgo la navegación aéreo con un proyecto absurdo.