Pasaporte: Inocencia

Historias de Aeropuerto. Anecdotario.

​Durante mi vuelo de CDMX a IAH (Houston), tuve un encuentro de esos que tocan el corazón y que merecen ser recordados en estas líneas.

Venía sentado en el asiento de la ventanilla del avión trabajando en algunos pendientes y metido en mis cosas antes de empezar el rodaje. Junto a mí se sentó Candelaria, una señora mexicana, originaria de Michoacán, que no sabe leer ni escribir y mucho menos domina el idioma inglés.

Ayudé a la Señora Candelaria a subir su maleta a los compartimentos superiores mientras ella me preguntaba cuál era el significado de las letras en los asientos. Sospeché en ese momento que no era precisamente una experta en temas aeronáuticos y me lo confirmó cuando me confesó que era su segunda vez en un avión. Una vez aclarado cuál era su asiento, nos sentamos y cada quien regresó a sus propios pensamientos, mientras que el ataque de sueño por las desveladas acumuladas, que tenía hasta el momento, me cobraron factura y me quedé dormido a los pocos minutos del despegue.

Volví en mí justo a tiempo para recibir una bebida y unos pretzels salados, cortesía de United. Cuando la señora Candelaria notó que desperté, no tardó mucho en preguntarme que era esa hoja azul que estaban entregando los asistentes de vuelo, le respondí que era la forma migratoria que debíamos entregar a las autoridades para ingresar a Estados Unidos.#

Cuando tuvimos nuestros formularios, Candelaria, con más arrojo que miedo, me preguntó dulcemente si podría hacerle favor de llenar el suyo. Con gusto le ayudé y le expliqué que significaba cada cosa, pues en dado caso que le preguntaran algo los Oficiales de Customs, quería asegurarme de que entendiera lo que estaba firmando y la información que le pedirían.#

Muy contenta, me decía Candelaria que la vez anterior que había tomado un avión, una persona muy amable también le había ayudado y le agradecía a Dios que le pusiera gente en su camino para auxiliarle. No dudé un segundo que así fuera, pues Candelaria emitía mucha calidez y amabilidad.

Yo tenía prisa por tomar mi vuelo a mi destino final, pues Houston era para mí sólo el transbordo y para Candelaria su destino y hogar por 15 días, iba de visita a la casa de su hermana. Una vez que aterrizamos, le ayudé a Candelaria a bajar su maleta y nos despedimos por poco tiempo, pues recordé que el aeropuerto Intercontinental George Bush de Houston puede ser intimidante... más si no sabes hablar inglés, leer ni escribir y es tu primera vez ahí; por lo tanto, y aún con mi prisa, decidí caminar junto a Candelaria para que, sin decírselo, supiera por donde tenía que ir.

Fue en ese momento, llegando a la fila de migración, que noté como "Cande" (si han puesto atención durante la lectura, pasó de ser la Señora Candelaria a Cande en poco tiempo) tenía algo especial, que estoy casi seguro, que ella ni siquiera supo. Independientemente de la afiliación religiosa que el lector pueda o no tener, en mi caso sentí que Cande tenía un angelote cuidándola; o bien, que Dios enternecido le fue facilitando el camino y con ella, a mí.#

Ya iba tarde para mi vuelo y aún tenía que pasar la fila interminable de migración para después volver a pasar los filtros de seguridad y tomar mi conexión, en ese momento cuestioné un poco la decisión de no acelerar mi pasó y haber dejado a Cande atrás a su suerte. “Al final de cuentas… es un aeropuerto internacional y debe haber muchos casos así y hay gente especialmente designada para ayudarles", es lo que empezaba a pensar, arrepintiéndome ante la creciente posibilidad de perder mi vuelo.#

Estando en la fila, por alguna razón, nos seleccionaron a siete personas incluyéndonos a Cande y a mí para pasar a una fila más rápida del otro lado de la sala. Nos formaron ante un agente con cara de muy pocos amigos y que tardaba mucho en atender a la única persona que vi que atendió; la cual, tampoco hablaba inglés y según se veía, no le hacía ninguna gracia al agente quien sólo le gritaba y manoteaba.#

Veía como avanzaba el tiempo y ahora más me preocupaba el caso de Cande ante ese agente poco cortés. Cuando iba a ser el turno de Cande, se abrió una nueva ventanilla con otro agente, totalmente lo opuesto, un tipo que de lejos se veía muy amable y quien ayudó con su español masticado a Cande con su proceso. "Bueno, por lo menos Cande ya pasó y a mí me tocará muy probablemente con el pesado, pero seguramente me podré entender mejor que si le hubiera tocado a Cande”, pensaba. Pues no, además de Cande, pasaron tres personas más con el agradable agente y, cuando era mi turno, afortunadamente me llamaron ambos al mismo tiempo y sin dudarlo elegí con el tipo agradable.

Una vez que logramos pasar la zona de migración, me encontré con Cande por última vez para mostrarle la salida del aeropuerto.

Sin lugar a dudas me queda el reencuentro del poder de la inocencia cuando es bien intencionado y encausado. Creo que Cande puede servirnos como un bonito recordatorio de que la aviación, es también un puente de comunicación; inclusive entre Cande y su humana humildad, con la potencia internacional de los Estados Unidos y su actual presidente Trump, quien presume una esencia totalmente opuesta.

Por:#Luis E. Sanders
@luisesanders#

http://www.ixaviacion.com/inicio--blog/historias-de-aeropuerto-anecdotario
 
  • Like
Reactions: kik

XA-NIT

Administrator
Excelente relato! Muchas gracias por compartirlo. Todos nos hemos topado en algún punto de la vida con alguna Cande.

Saludos...!
 
Arriba