Amanece a 35,000 pies.

Cpt. Iceman

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La canción de Moby que tengo en mi celular para despertarme sonó con fuerza. Mi mano aletargada por el profundo sueño, fue movida en automático con un ademán poco amigable hacia el aparatejo para callar de un sopla mocos al cantante.

Entreabriendo los ojos, mis sistemas comenzaban a reactivarse. Mientras mi respiración se hacía más rápida y comenzaba a estirarme, el cantante atrapado entre circuitos volvió a la vida. Con un brinco felino agazapé el teléfono nuevamente y ahora si me fijé para callarlo por completo. Por lo menos por lo que restaba del día.

Volteé a mi derecha y vi que afortunadamente la dueña de mis quincenas todavía dormía profundamente. “Pinche Moby. Me vas a despertar a mi vieja” Pensé para mis adentros con una sonrisa enmarcada por una cabellera desorganizada por el sueño.

Sin pensarlo dos veces me levanté y me dirigí al baño. Con cuidado cerré la puerta y encendí la luz. Ahí estaba mi reloj burlándose de mí. Las tres y media de la mañana. Gire la cabeza y me descubrí en el espejo. “Querías volar…” Abrí la regadera y de un brinco me metí al agua caliente.

No tardé mucho en llegar al aeropuerto. Las vías “rápidas” de la Ciudad de México a las cuatro y media de la mañana si son rápidas. Uniformado y perfumado entré a la oficina y ahí estaba el resto de la desmañanada tripulación. “Buenos días” Smack, smack “Hola capitán” Entre besos y saludos me abrí paso y me dirigí derechito a la hoja de firmas. Cuatro cuarenta y cinco indicaba el papel atrapado en la tabla. Mire al burlón de mi reloj que marcaba las cuatro treinta. “Quince minutos antes. Perfecto”.

La sala “B” (o Bravo como se le conoce en el caló de los que cruzamos por ahí casi todos los días), estaba medio despierta a esa hora. Algunos locales estaban cerrados. Otros comenzaba a abrir y otros ya estaban abiertos. Afortunadamente el reconocido dispendio de café al que recurro de vez en cuando, ya estaba recibiendo pedidos. El delicioso aroma del café que despedía el local invadió mi nariz de golpe. Aspire con fuerza para que el efecto fuera completo.

“Buenos días, me das uno del día”. A esta hora es cuando recién acaban de poner el café. Y el “Café del Día” solo es bueno a esta hora. Después ya no sabe igual. Bueno, al menos así me lo parece.

El líquido hirviendo entró en mi cuerpo revitalizándolo por completo. “Ahora sí estamos listos. ¡Hasta para ir a la luna si quieren chigüa..!”

Pasó la mayor que se había comprado su jugo de nopal con zanahoria con no se qué menjunjes. “Estamos en la dos”. Me dijo con una sonrisa. “Pues sale vámonos que para luego es tarde”. Contesté.

Tomé mi maletín y presto inicié el caminar hacia las salas de última espera mientras le daba otro sorbo al exquisito café.

Por las ventanas del pasillo se podía apreciar que la noche aún no había cedido su paso. Las imágenes de mi esposa y de mi hijo, dormidos plácidamente en la tranquilidad del hogar asaltaron mi mente. Sobre todo la de mi vástago, que en su rostro apacible aflora la inocencia de la niñez que añoro de vez en cuando.

Mi compañero de vuelo y yo entramos en la cabina. Y comenzamos a despertar al dragón de acero. Lo primero que me imaginé cuando pusimos el interruptor de la batería en la posición de “encendido” y prendimos la luz del domo de la cabina fue: “Ándale para que veas lo que yo sentí cuando El Moby me sacó hoy de la cama”.

Poco a poco y despacio pero deprisa, el mounstro comenzó a despertar.

Con un rugido de desaprobación por haber sido sacado de su letargo en el hangar y haberse encontrado despierto con un “pasillo telescópico” en el cuello, encendió la unidad de poder auxiliar.

Un río de gente comenzó a moverse por sus entrañas. Comisariato, operaciones, mantenimiento.. la tripulación comprobando el estado de sus sistemas...

Un buen espectáculo para cualquier espectador. Y como diría el desaparecido Tin Tán. “Es un circo de tres pistas”.

La bocina de la cabina ladró las condiciones meteorológicas del aeropuerto de la Ciudad de México. Acto seguido y a nuestra solicitud, otra voz surgió del altavoz indicándonos nuestra autorización de vuelo.

Y mientras nosotros hacíamos lo nuestro en la cabina, a menos de dos metros de distancia se escuchaba el ir y venir de un batallón de gente.

“¿Ya quedó el combustible capitán?” Se escuchó detrás nuestro para que acto seguido, una cabeza surgiera entre nosotros viendo los indicadores de los tanques.

“A ver… Si. Ok diez y siete mil libras… Ok. Está correcto contesté mientras mi compañero asentía con la cabeza”.

“Pues listo ya estamos. ¿Podemos abordar?” preguntó con ojos brillantes.

Mientras todo esto ocurría la negra noche aún nos cubría por completo.

“Cerrar puertas y engarzar toboganes”. Tronó el altavoz en la cabina de pasajeros.

“Autorización a remolque y arranque”. “Master todo listo. Estamos autorizados. Me da libre para el arranque”. “Secuencia dos y uno”. “Before Start Scan and Check list”. “Start engine number two”. Fueron las órdenes en la cabina.

“Oil pressure raising”. “N2 twenty percent”. “Fuel at thirty”. “Check”. “Rollback at fifty”. “Check”...

Con un zumbido que se convirtió en rugido y después en ronroneo los poderosos motores del pájaro de acero despertaron para su primer vuelo del día.

Siempre me ha gustado el aeropuerto de noche. Es un gran espectáculo de luces. En lo particular me parece como un gran videojuego. Volar de noche tiene una magia especial. Sobre todo cuando vas llegando, las luces del aeropuerto y de la pista son la guía que te llevan a casa.

Nos deslizamos suavemente sobre el asfalto de la plataforma después de despedirnos del personal de plataforma que con caras felices, habían despachado un vuelo más. El trabajo de ellos para ese vuelo había terminado y dependía ahora de nosotros que los pasajeros llegaran sin problema a su destino.

Al llegar al final del rodaje B (se dice Bravo por fraseología y fonética para evitar confusión de letras), cambiamos con la frecuencia de radio de la torre de control. De inmediato una voz femenina muy amable nos saludó. “Aviacsa autorizado a despegar pista cinco izquierda, viento calma, treinta veintinueve el altímetro, contacte salidas en ciento veinte decimal cinco”.

“Autorizados a despegar pista cinco izquierda, ciento veinte cinco en el aire”. Respondió mi pareja.

“Pues vámonos”. Fue mi respuesta mientras empujaba las palancas que regulan la potencia de los motores hasta la mitad de la carrera.

“Estabilizados, Set take off thrust”. Terminé de empujar las palancas.

El dragón rugió y la potencia de sus motores al acelerar nos dio la sensación de hundirnos en el asiento.

Las luces de la pista comenzaron a pasarnos, primero lento y después cada vez más rápido. La velocidad se iba haciendo presente. “Eighty knots” indicó mi coequipero. “Check” respondí. Ahora las luces se veían prácticamente como una línea de energía continua a ambos lados de la pista. “V one”, “Rotate”. Suavemente jalé el bastón hasta ver diez grados nariz arriba en el horizonte y mientras sentía la fuerza de la sustentación que nos comenzaba a succionar terminé de rotar la nariz hasta quince grados.

“Positive rate”. Escuché. “Gear Up” comandé.

Comenzamos a ascender rápidamente. Las luces de la ciudad se alejaban debajo de nosotros.

Nuevamente la voz a mi lado “One thousand” , “Set climb thrust” repliqué. El fuerte rugido se disminuyó levemente cuando las palancas de potencia se retractaron suavemente. Bajé la nariz un poco ahora a diez grados y comenzamos a ganar velocidad.

Por mis auriculares escuché a mi fiel acompañante: “Salidas México, Aviacsa dejando ocho mil quinientos por dos siete cero”. “Aviacsa está en contacto radar. Ascienda para nivel dos siete cero.” Contestó el controlador de tráfico aéreo encargado de las salidas de la terminal del aeropuerto.

“One nintey.” La voz del apuntador. “Flaps Up”.

“Up, no lights”.

“After take off scan and checklist”.

El dragón con sus pasajeros y su tripulación fue engullido por una nube en la oscuridad de la noche.

Nivelamos a 35,000 pies y todavía era de noche. En el horizonte iluminado por la luna se veía una capa de nubes interminable. Tal y como lo había predicho el despachador. Con la nariz apuntando el este, sabía que pronto podría empezar a verse el alba.

No había terminado de pensar esto cuando mi compañero me dijo “Ahí viene el güero”.

Efectivamente, por debajo de las nubes y contrastando absolutamente con la negrura del firmamento una ligera luz ahogada por la capa de nubosidad hizo su aparición.

Inmediatamente colores rosa, azul, rojo, anaranjado comenzaron a fusionarse sobre la línea del horizonte. Un poco más arriba un negro con tintes de azul marino profundo comenzaba a manchar la negrura y a opacar el brillo de algunas estrellas.

Como película de mafiosos a punto de asaltar un banco, mi pareja y yo nos volteamos a ver y al mismo tiempo nos agachamos para sacar de nuestros maletines unos lentes oscuros. No bien habíamos terminado de hacer la maniobra cuando el leve resplandor que había aparecido amenazaba con salir de su prisión.

Un poco más intenso y las nubes se pintaron de amarillo junto al astro rey. Al horizonte una luz blanca seguida de rojos y violetas. Las nubes se integraron al espectáculo que estábamos a punto de presenciar.

“¡Ahí viene….!”

El sol apareció por arriba de las nubes. La intensidad del golpe de luz, es indescriptible. La cantidad de energía despedida es inaudita, la cabina se tornó blanca sin sombras, sin contrastes, sin colores. Una onda cálida inundó la central de mando. A pesar de las gafas, tuve que bajar la vista para esconder mis ojos en el panel de instrumentos. Quería seguir viendo, pero era imposible.

De pronto el destello cesó. Saqué la cabeza de entre los instrumentos para apreciar el cielo azul claro que todavía se acentuaba hacia el horizonte. Todo era luz y calor. Miré para afuera de la ventanilla y hacia atrás. Ya no existía la noche. Solo la luz, las nubes y nuestro dragón de acero volando en la apacible y azul atmósfera hacia su destino. Haciéndose cada vez más pequeño en el horizonte.

Saludos.
 

RicardoVL

Member
Excelente Capitan, ha sido uno de los pocos post (sino el unico) tan largo que en verdad eh disfrutado al leer.

Saludos, esperamos mas relatos :lol:
 

AbrahamAB

New Member
WoOoOoOow, que buen relato, tuvo tantos detalles que hasta pude plasmarlo en mi mente, es exelente este relato.
Felices vuelos en el dragon de acero!!! :chp:

SALUDOS!!!!:D
 

XA-CMF

Super Moderator
Si ya el simple hecho de volar es magico y encima le pones este toque literario... wow. simplemente wow.

Creo que este puede ser un buen comienzo de un libro mi estimado!

Gracias por este relato!
 

luisjorgefb

New Member
Exelente Relato Capt. Iceman, no cabe duda salias muy bien en la preparatoria en lectura y Redaccion ! Saludos
 

IvanKnight

New Member
Antoine de Saint-Exupéry Mexicano :) buenisimo relato, gracias por compartir una de tus mañanas con el foro :wink:

Saludos:)
 

Beer_Brother

Well-Known Member
Abuelita soy tu nieto! ....vientos... chulada de relato. Recuerdo por aqui que en el foro otro pilot de aviacsa estuvo observando las aves desde el techo del aeropuerto y puso un relato lleno de sentimiento literario, palabra viva que sale del puro gusto de hacer bien las cosas, lo que a uno le gusta....

Ahí viene el güero.... fue lo mejor de este relato. ni en el rancho lo decimos mejor.
 

rockandloverm

New Member
aa no MamzZ!!! mis respetos capt ice man no mamz m hiciste suspirar con eso d tu mujer y tu hijo; me veo en ti en algunos años, sabes eres una persona admirable, ademas noc como pudo tocarte ati el recorte siemdo una persona tan sensible y llena de conocimiento; si no ves otra alterenativa para volar, dedicate a escribir un libro q te parece "Mis 5001 horas de vuelo" o algo asi y relatas algunos vuelos asi como el de ahora o vuelos lluviosos tormentas o cosas por el estilo

TE ADMIRO CABROON!!! :shock:

saludos y espero algun dia vernos en la 05 de mmmx o en la 23
 
wow wow wow de super lujo capi este relato me parecio la forma mas sencilla de explicar la sensacion de volar y ver estos espectaculos maravillosos que nos ofrece el mundo

de corazon gracias por el retlato esta de pok madree
 

Freddo

New Member
Mi capi, de concurso el relato, hasta ahora tuve oportunidad de leerlo y despues de lo que paso, no hay duda alguna que pronto vendra otra oportunidad, por que si la pasion que refleja su relato es aplicada a su trabajo, que barbaro !!! en menos de lo que canta un gallo ya estará de nuevo en el aire para proveernos mas relatos, mis respetos Capi.

Saludos y pendientes. . .
 

ecapdeville

Well-Known Member
Wow! que buen relato,

que envidia tener un "trabajo" así, pues bueno si en un rato no encuentras chamba puedes ponerte a escribir, eres bueno!

saludos!
 

Lufer 777

Well-Known Member
Sr. Capitan muchas gracias realmente fue una buena manera de describir la pasion por tu trabajo que se pronto volvera. pero como que me quede medio picado no hay 2a. parte saludos.

Pero querias volar
 
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